En muchas partes de España, personas han comenzado a hacer pequeños ajustes en su día a día para reducir el uso de plásticos. Estas decisiones no surgieron de grandes campañas, sino de situaciones comunes: una bolsa que se rompe, una compra innecesaria, un gesto repetido. A partir de ahí, nacen hábitos nuevos y sostenibles. Compartimos estas historias porque muestran que no se necesita hacer todo perfecto para empezar. Lo importante es observar, probar y encontrar el ritmo propio. Cada persona avanza a su manera y a su ritmo, sin presión. A veces, un cambio pequeño puede inspirar a alguien más a empezar también.